¿Te parece que este agujero negro se está expandiendo hacia ti? No es el único. Un 86% de los participantes en un nuevo estudio tuvieron la misma experiencia.
“El ‘agujero en expansión’ es una ilusión muy dinámica: La mancha circular o el gradiente de sombra del agujero negro central evoca una marcada impresión de flujo óptico, como si el observador se dirigiera hacia un agujero o un túnel”, dijo el autor principal, el Dr. Bruno Laeng, profesor de psicología de la Universidad de Oslo (Noruega), en un comunicado de prensa. El estudio se publicó en la revista Frontiers in Human Neuroscience en mayo de 2022.
Los investigadores descubrieron que esta ilusión óptica engaña tan bien a nuestro cerebro, que nuestras pupilas se dilatan reflexivamente para dejar entrar más luz, igual que lo harían si entráramos en una habitación oscura. Este ajuste del sistema visual nos ayuda a prepararnos para situaciones potencialmente peligrosas.
“Al igual que el resplandor puede deslumbrar, sumergirse en la oscuridad es probablemente arriesgado cuando se navega en el entorno oscurecido (por ejemplo, por posibles colisiones con objetos y/o inestabilidad en terrenos irregulares)”, escribieron los autores en su estudio. “Aunque, como en cualquier ilusión, esta oscuridad virtual en expansión se experimenta a costa de la veridicalidad [realidad visual], puesto que el observador no está avanzando ni entrando en ningún espacio oscuro, es probable que dicho coste sea menos grave que si no hubiera correcciones cuando un observador avanza realmente hacia un espacio oscuro”.
En el estudio, 50 participantes con visión normal vieron la ilusión del agujero en expansión en una variedad de colores (negro, rojo, verde, etc.) y se les pidió que calificaran la intensidad con que la veían. Sólo el 14 por ciento no vio la ilusión en negro, mientras que el 20 por ciento no la vio en los demás colores. Los que vieron la ilusión del agujero negro con mayor intensidad fueron aquellos cuyo diámetro de pupila se dilató más. Por su parte, los agujeros de color provocaron la contracción de las pupilas. Los investigadores no están seguros de por qué algunos participantes no vieron la ilusión en absoluto.
“Nuestros resultados demuestran que el reflejo de dilatación o contracción de las pupilas no es un mecanismo de bucle cerrado, como una fotocélula que abre una puerta, impermeable a cualquier otra información que no sea la cantidad real de luz que estimula el fotorreceptor. Más bien, el ojo se ajusta a la luz percibida e incluso imaginada, no simplemente a la energía física. Futuros estudios podrían revelar otros tipos de cambios fisiológicos o corporales que pueden “arrojar luz” sobre el funcionamiento de las ilusiones”, afirma Laeng.
Los científicos utilizan las ilusiones ópticas en la investigación para averiguar cómo nuestros ojos dan sentido al mundo visual y este estudio fue el primero en explorar cómo el color del agujero y los puntos que lo rodeaban afectaban a las respuestas fisiológicas de los participantes.