Durante generaciones, las burbujas han despertado la curiosidad y la imaginación de niños y adultos por igual. Por eso la mascota del baño, el Sr. Bubble, ha sido un favorito de la familia desde 1961: a la gente le encantan las burbujas. Les encanta soplarlas, reventarlas y meterse dentro de ellas. Las burbujas no son sólo un entretenimiento; son la efervescencia crujiente de nuestros refrescos y agua con gas, y algunos médicos incluso utilizan burbujas microscópicas para administrar medicamentos con mayor eficacia. Ya sea por entretenimiento o por estudios científicos, los científicos se han dedicado a averiguar por qué estallan las burbujas.
Durante muchos años, se creía que las burbujas estallaban debido a la gravedad. Cuando se hace un agujero en una burbuja, el agujero se expande con el tiempo y la burbuja se colapsa. Como el agujero no crecía tan rápido como la burbuja se reducía, los científicos lo atribuían a la gravedad.
Otros estudios sugieren que es la tensión superficial, y no la gravedad, la que acaba provocando la desaparición de la burbuja. La presión dentro de una burbuja es mayor que la presión fuera de ella. Cuando se hace un agujero en una burbuja, la presión se iguala. Como la tensión superficial siempre quiere minimizar la superficie de sus moléculas, la burbuja se encoge y se aplana. Los lados y la base de una burbuja son más gruesos que la parte superior, por lo que cuando la burbuja se colapsa, la parte superior se hunde más rápido, por lo que parece que la gravedad está forzando el colapso de la burbuja.
Para entender por qué se forman las burbujas -y por qué revientan- hay que entender la tensión superficial. La tensión superficial es la tendencia de las moléculas de la superficie de un líquido (las más cercanas al aire) a formar enlaces más fuertes. El agua por sí sola no puede mantener las burbujas. Se necesita algo más, como el jabón. Las moléculas de jabón tienen una larga cadena de hidrocarburos. A una parte de la cadena le gusta mucho el agua (hidrofilia), pero la otra repele el agua (hidrofobia).
Las moléculas a las que no les gusta el agua se abren paso entre las moléculas de agua y sacan sus pequeños extremos hidrofóbicos fuera del agua. Los extremos que sí les gusta el agua se quedan en su sitio. Lo que ocurre es que las moléculas de jabón crean un sándwich alrededor de las moléculas de agua. Este sándwich es lo que crea una película jabonosa, debilitando así la tensión superficial del líquido. Como la película se produce porque las moléculas de jabón se abren paso entre las moléculas de agua, la película es elástica. Cuando se sopla aire en el agua jabonosa, éste queda atrapado dentro de la película grasienta que es lo suficientemente elástica como para encerrar el aire y así se forma – lo has adivinado – ¡una burbuja!
Entonces, ¿qué hace que una burbuja estalle?
Hay dos razones principales por las que una burbuja estalla. En primer lugar, porque se pincha, como hemos mencionado anteriormente. Cuando se pincha una burbuja, se forma un agujero y la tensión superficial hace que las moléculas se contraigan tan rápidamente que la burbuja se aplana o revienta y el agua se escapa en forma de pequeñas gotas.
La segunda razón por la que una burbuja estalla es porque su agua se evapora. Como la película que rodea a las burbujas contiene agua, ésta se evapora con el tiempo. Supongamos que una burbuja consigue escapar de la persecución de un niño con un palo. En ese caso, acabará reventando cuando el agua se evapore, es decir, se convierta en gas y rompa los enlaces moleculares que crean la tensión superficial. Cuanto más viscosa sea una solución, más tardará el agua en evaporarse. El agua también se evapora más rápido cuando la temperatura del aire es más alta, por lo que las burbujas estallan más rápidamente en un día cálido que en uno más fresco.